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Navegando Olas Financieras: Voluntad de Dios y Tarjetas de Crédito

Tu tarjeta de crédito dentro de la voluntad de Dios

En medio de las complejidades de la vida moderna, nos encontramos constantemente tomando decisiones.

Desde las más insignificantes hasta aquellas que impactan profundamente nuestras vidas.

Una de esas áreas cruciales es cómo manejamos nuestras finanzas.

Y más específicamente, cómo navegamos por las aguas a menudo turbulentas del uso de tarjetas de crédito.

¿Cómo usar tu tarjeta de crédito dentro de la voluntad de Dios?

Al menos, debés evitar los siguientes 8 errores.

Tu tarjeta de crédito dentro de la voluntad de Dios: 1. Reflexiona antes de endeudarte

 

El primer error que debés evitar es endeudarte sin reflexionar.

En este viaje de reflexión, no olvidés las sabias palabras del apóstol Pablo:

«No tengan deudas pendientes con nadie a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la Ley.« (Romanos 13:8 NVI).

Este breve pasaje tiene un principio que resuena a través de los siglos, animándote a considerar tus deudas con sabiduría y responsabilidad.

Este es un mundo impulsado por las compras y las ofertas tentadoras.

Entonces ¿cómo podés aplicar esta verdad bíblica a la realidad del uso de tus tarjetas de crédito?

Reflexioná, evaluá, pensá, y luego, al estar seguro de que no incurrís en una deuda, gastá o usá tu tarjeta.

 

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Tu tarjeta de crédito dentro de la voluntad de Dios: 2. Depende de Dios

 

El segundo error que debés evitar es no depender de Dios.

El pastor Charles Swindoll, con su característico enfoque sabio y equilibrado, nos recuerda que la administración financiera es una manifestación tangible de tu dependencia de Dios.

Cuando considerás la adquisición de bienes a través de una tarjeta de crédito, tenés que preguntarte:

¿Es esta compra un reflejo de mi confianza en Dios como proveedor, o estoy sucumbiendo a la cultura del consumismo desenfrenado?

Al usar la tarjeta en esta compra ¿dependo de un préstamo que tendré que devolver, o dependo de la provisión de Dios de alguna manera?

Tu tarjeta de crédito dentro de la voluntad de Dios: 3. Busca la Dirección de Dios

 

El tercer error que debés evitar es no buscar la dirección de Dios.

La Escritura te anima a buscar primero el reino de Dios (Mateo 6:33 NVI).

En el contexto de tus finanzas, implica evaluar constantemente tus prioridades y una rendición a la dirección de Dios en tu vida económica.

Max Lucado, conocido por su enfoque pastoral edificante, te anima a reflexionar sobre cómo tus decisiones financieras reflejan tu confianza en la provisión divina.

Si realizás un gasto, ¿quién te ayudará a pagarlo, el crédito de tu tarjeta a largo plazo, o la provisión de Dios en este momento?

4. No busques una gratificación inmediata

 

El cuarto error que debés evitar es buscar una gratificación inmediata.

¿Estás utilizando tus tarjetas de crédito de manera responsable y en línea con los principios bíblicos?

¿O te has dejado llevar por la facilidad de la gratificación instantánea?

La voluntad de Dios, como está revelada en la Biblia, te guía hacia una administración financiera que refleje una confianza profunda en Él.

Incluso en las decisiones aparentemente mundanas como las compras cotidianas.

Tu tarjeta de crédito dentro de la voluntad de Dios: 5. Escoge vivir en libertad

 

El quinto error que debés evitar es aceptar vivir en esclavitud.

En Proverbios 22:7 (NVI), Salomón indica:

«El rico domina sobre los pobres, y el deudor es siervo del acreedor».

Este proverbio antiguo lleva consigo una verdad eterna: tus deudas pueden convertirse en cadenas que te atan.

Sin embargo, la gracia y la misericordia de Dios te ofrecen una senda de libertad.

Cuando aplicás estos principios al uso de tus tarjetas de crédito, estás tomando decisiones que afectan a tu estado financiero.

Y paralelamente también afectan a tu libertad espiritual.

Tu tarjeta de crédito dentro de la voluntad de Dios: 6. Multiplica los recursos de Dios

 

El sexto error que debés evitar es ser indulgente.

El pastor Swindoll te recuerda que la responsabilidad financiera es un medio para un fin mayor: vivir vidas que glorifiquen a Dios.

No veas tus tarjetas de crédito como instrumentos de indulgencia desenfrenada.

En su lugar, considéralas como herramientas que pueden utilizarse con sabiduría para administrar y multiplicar los recursos que Dios te ha confiado.

Tu tarjeta de crédito dentro de la voluntad de Dios: 7. Evita la codicia

 

El septimo error que debés evitar es ser codicioso.

La Biblia también advierte sobre la trampa de la codicia.

En 1 Timoteo 6:10 (NVI), Pablo advierte que

«el amor al dinero es la raíz de todos los males».

Cuando deslizás tu tarjeta de crédito con poca reflexión, ¿estás cayendo en la trampa de la codicia?

Es decir ¿estás buscando la satisfacción en las posesiones materiales en lugar de en la riqueza espiritual que Dios te ofrece?

8. Acepta que eres administrador

 

Y el octavo error que debés evitar es creerte dueño.

Max Lucado te alienta a recordar que sos administrador, no propietario ni dueño de los recursos que Dios te ha confiado.

Esta perspectiva cambia radicalmente tu relación con el dinero y, por extensión, con el uso de tus tarjetas de crédito.

Al abrazar la verdad bíblica de que todo pertenece a Dios, estás mejor equipados para tomar decisiones financieras que reflejen tu dependencia y confianza en Él.

Conclusión

 

En conclusión, la voluntad de Dios, como se encuentra en la Biblia, ilumina el camino para un manejo sabio de tus finanzas.

Y, por ende, de tus tarjetas de crédito.

Los pastores Charles Swindoll y Max Lucado, con su enfoque pastoral perspicaz, te animan a considerar tus decisiones financieras a la luz de las Escrituras.

 

Cuando buscás primero el reino de Dios, tus tarjetas de crédito se convierten en herramientas para la gloria de Dios.

Lo mismo sucede cuando administrás tus recursos con responsabilidad y cuando evitás la trampa de la codicia.

Que cada que deslicés la tarjeta sea una oportunidad para honrar a Dios en tus finanzas.

Y para recordarte que sos mayordomos de los recursos que Él te ha confiado.

 

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