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En la actualidad, la realidad de muchos jubilados es una bofetada a la dignidad humana.

Sus ingresos, en gran medida provenientes del Estado, son insuficientes para cubrir las necesidades básicas.

Esta situación, que afecta a un sector vulnerable de la población, nos interpela a reflexionar sobre la voluntad de Dios para con los adultos mayores.

#Jubilados

¿Qué responsabilidad tiene el Estado?

¿Tiene responsabilidad la comunidad?

¿Y cuál es la responsabilidad de la familia?

1: #Jubilados: Olvidados y desvalorizados por la sociedad actual

 

La sociedad actual, obsesionada con la productividad y la juventud, relega a los ancianos al ostracismo.

La precariedad económica que muchos de ellos sufren es una clara muestra de esta desvalorización.

Según datos de la Coalición por el Evangelio, en América Latina, el 40% de los adultos mayores vive en la pobreza.

Aunque en la Argentina la visión del oficialismo en el gobierno se enfrenta con miradas que se oponen a dicha visión.

Unos dicen que los jubilados son el sector que tiene el menor porcentaje de pobreza.

Mientras que otros aseguran que hoy los #jubilados son 90% más pobres, que antes del 10 de diciembre de 2023.

Proverbios 16:31 nos recuerda:

«Las canas son corona de gloria, se alcanzan por una vida justa«.

En el contexto de este proverbio, la vida justa se alcanza por haber dedicado una vida al trabajo y al cuidado de las familias.

Por ello no hay que perder de vista que la experiencia de los años, y la sabiduría que de allí deriva, son un tesoro invaluable.

Y es nuestro deber como sociedad protegerlos y honrarlos.

2: #Jubilados: Una fuente de sabiduría y bendición para la comunidad

 

En vez de ser una carga para el sistema, los jubilados son un activo invaluable para la comunidad.

Su experiencia, sabiduría y capacidad de transmitir valores son esenciales para el desarrollo de las nuevas generaciones.

Y las generaciones más jóvenes debemos cuidar a nuestros padres y abuelos.

Pues la responsabilidad de que ellos no se desalienten no solo recae en ellos mismos por sí, sino en toda la comunidad.

Eso le dice el Apóstol Pablo a su discípulo Timoteo:

“Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo”.

1 Timoteo 5:8

Podemos correctamente entender aquí, que Dios nos llama a cuidar de nuestros padres y abuelos.

La responsabilidad de apoyar a los ancianos recae en toda la comunidad, no solo en los propios jubilados.

El Rey David escribió el Salmo 71

En nuestras versiones en español tiene el título de: “Oración de un anciano”, y combina ambas responsabilidades.

Es de inspiración la esperanza que David pone en que Dios no desampara a los ancianos, por eso le pide con fe.

Y el salmo nos sugiere que Dios usará todos los medios de gracia disponibles, incluso la comunidad de creyentes, o quienes le rodean.

El versículo 9 dice:

“No me desprecies cuando ya sea viejo; no me abandones cuando ya no tenga fuerzas”.

Los versículos 15 y 16 dicen:

“Todo el día anunciaré con mis labios que tú nos has salvado y nos has hecho justicia. ¡Esto es algo que no alcanzo a comprender!

Y el versículo 18 dice:

“Dios mío, no me abandones aun cuando ya esté yo viejo y canoso, y mi fuerza se acabe, pues aún tengo que hablar de tu gran poder a esta generación y a las futuras”.

Salmos 71.9,15-16,17-18

Es hora de crear una sociedad que valore y aproveche el potencial de los adultos mayores.

Y que les brinde oportunidades de participación activa y apoyo social.

 

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3: #Jubilados: Una responsabilidad compartida que nos interpela a todos

 

La responsabilidad de velar por el bienestar de los jubilados no recae solo en el Estado.

La familia, la comunidad y las organizaciones sociales deben unirse para garantizar una vida digna a quienes nos han dado tanto.

Salomón nos interpela como sociedad y comunidad eclesial al decirnos:

«He entendido que no hay para el hombre cosa mejor que alegrarse y hacer bien en su vida».

Eclesiastés 3:12

Es hora de actuar con compasión y compromiso, creando una sociedad que honre y cuide a sus mayores.

CONCLUSIÓN

 

La situación actual de los #jubilados es un llamado a la acción urgente.

No podemos seguir ignorando la injusticia que sufren.

Es hora de reflexionar sobre la voluntad de Dios para con ellos y tomar medidas para garantizar su bienestar.

Hagamos un llamado a nuestros líderes y representantes para que implementen políticas públicas que brinden a los jubilados una vida digna.

Unámonos como sociedad para construir un futuro donde la experiencia y la sabiduría sean valoradas, y donde los adultos mayores tengan la oportunidad de vivir con plenitud y alegría.

 

Recuerda: Honrar a los ancianos no solo es un mandato divino, sino una inversión en el futuro de nuestra sociedad.

 

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