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Dios nos ha creado a su imagen y semejanza, y nos ha dado la capacidad de elegir entre el bien y el mal.

Él respeta nuestra libertad, pero también nos advierte de las consecuencias de nuestras elecciones.

Y quiere que usemos nuestra libertad para glorificarle y para bendecir a los demás.

No para pecar y para dañarnos a nosotros mismos.

En este artículo, vamos a ver tres principios para ejercer la voluntad de Dios para tu libertad.

la voluntad de Dios para tu libertad

1. Qué significa la voluntad de Dios para tu libertad: Respetar su VOLUNTAD DECRETIVA

 

Dios tiene el derecho y la autoridad de gobernar sobre todas las cosas.

Y también de establecer los límites y las leyes que rigen su creación.

Él es el Creador, y nosotros somos sus criaturas.

No podemos rebelarnos contra su voluntad, ni pretender ser como él.

Respetar la voluntad decretiva de Dios nos ayuda a reconocer nuestra dependencia de él.

Y nos ayuda a reconocer nuestra responsabilidad ante él, y nuestra rendición a él.

Y el respetar la voluntad decretiva de Dios nos hace libres de la soberbia, de la idolatría, y de la ansiedad.

2. Qué significa la voluntad de Dios para tu libertad: Cumplir su VOLUNTAD PRECEPTIVA

 

Dios nos ha dado su voluntad, que es el reflejo de su carácter y de su amor.

Él nos ha mostrado lo que es bueno, lo que le agrada, y lo que nos conviene.

No nos impone su voluntad, sino que nos invita a seguirla.

Cumplir la voluntad preceptiva de Dios nos ayuda a vivir en armonía con él, con nosotros mismos, y con los demás.

Y al cumplir la voluntad preceptiva de Dios somos libres del pecado, de la culpa, y de la vergüenza.

 

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3. Qué significa la voluntad de Dios para tu libertad: Disfrutar su VOLUNTAD DE BENEPLÁCITO

 

Dios nos ha dado su gracia, que es el regalo de su presencia y de su favor.

Él nos ha adoptado como sus hijos, y nos ha dado todas las cosas en Cristo.

Nos ha dado una libertad gloriosa, que no es para la carne, sino para el Espíritu.

Disfrutar la voluntad de beneplácito de Dios nos ayuda a gozar de su comunión, de su provisión, y de su propósito.

Y el disfrutar la voluntad de beneplácito de Dios nos hace libres de la esclavitud, de la escasez, y de la frustración.

CONCLUSIÓN

 

Estos tres principios nos muestran que la libertad no es hacer lo que queramos, sino lo que Dios quiere.

Si queremos ejercer la voluntad de Dios para nuestra libertad:

– debemos respetar su autoridad,

– cumplir su voluntad,

– y disfrutar su gracia.

 

Así podremos decir como Pablo:

«Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros» (Gálatas 5:13).

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